Otro procedimiento para sujetar las calzas era enrollarlas y atarlas bajo la rodilla. Las llevaban de esta manera las gentes humildes como pastores, albañiles, labradores y soldados.
En lo que se refiere a prendas íntimas femeninas hay escasas referencias. Partiendo de las calzas conservadas de la Infanta María de Castilla (s.XIII), lo más probable es que cubriesen la pierna al completo, sujetas a la cintura mediante un cordón.
En general, el material usado para estas prendas era lino (lana muy fina o seda para altos estamentos) y el color común, blanco o sin teñir (verde, anaranjado, azul... para nobles y principales).
El hecho de que san Isidoro haga referencia a estas prendas en sus Etimologías, hace pensar que no sufrieron demasiada evolución durante los siglos medievales.
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