domingo, 25 de enero de 2015

"Mr. Turner" y Jacqueline Durran


La diseñadora británica responsable del vestuario de "Ana Karenina" vuelve a la alfombra roja por su trabajo en "Mr Turner". Alabada por la crítica por su ambiente visual, la película, ha sido “vestida” con igual elegancia y sutileza. Jacqueline Durran creó una imagen vestimentaria contenida, con la justa distribución cromática, de texturas, que logra que la narración no se vea afectada por ninguna estridencia.


La monocromía propia de la indumentaria de los hombres de mediados del siglo XIX, ya inmerso en la “gran renuncia” es compensada con el discreto colorido de los conjuntos femeninos. Y no obstante la presencia del “uniforme gris” entre los académicos de pintura, la diseñadora logra, dentro de la unidad, brindar la variedad necesaria de acuerdo al carácter de cada personaje. La variedad de alturas y formas de las chisteras, del tipo de chaleco o color y colocación de las chalinas, ofrece un lienzo que, conjuntamente con los fondos y la perfecta fotografía, hacen de cada fotograma un especial lienzo de este artista.

"Into the woods" y Colleen Atwood


La diseñadora responsable del vestuario de "Eduardo Manostijeras", "Sweeney Todd" o "Chicago", entre otras, ha sido nominada nuevamente a los Oscar por la película "Into the woods".


Atwood nos brinda una lección de maestría en el trabajo creativo para evocar ambientes fantásticos. El trabajo de texturas, el control del color y, sobre todo, el sentido de unidad compositiva en cada aspecto de la imagen de esos personajes ubicados entre lo humano y lo irreal, es algo de que la diseñadora sabe hacer a la perfección.


Algunas atmósferas de vestimenta nos recuerda al trabajo que realizara con Burton para “Sleepy Hollow” (1999). Pero otras, son creaciones que evidencian el punto de partida de fusionar los personajes con el bosque, con los árboles..., algo que solamente se logra con un detallado artesanal que comienza con el diseño y se materializa con la cuidada selección de los materiales, la construcción artesanal de las prendas y una elaboradísima ambientación. En ello, sin duda, Colleen Atwood es una experta.




martes, 20 de enero de 2015

Tocados masculinos s.XIII

Se hacían de lana, tejiéndola, luego se abatanaba la tela (fieltro), se teñía y por último se daba forma con un molde prensándola. En algunas representaciones pictóricas podemos ver el rabito que queda en la parte superior tras tejerse. Los bonetes de lujos se recubrían con tela de seda o con terciopelo. Quedaba bien encajado en la cabeza y de llevar cordeles de sujeción estos eran cortos, lo suficiente para atarlos bajo la barbilla.
A finales del siglo XV aparece el gremio de los boneteros.

Cofia;
es el tocado más común para todos los hombres en todas las clases sociales. Era de tela, normalmente blanca y lisa, bajo el cual se recogían el pelo antes de ponerse el almófar. Los hallazgos hechos en Las Huelgas, revelan que también podía haber cofias forradas de pergamino o de lana o de seda bordada.


Cappiello; 
es de origen militar, inspirado en los yelmos cilíndricos y en las cofias de armar de principios del siglo XIII. Tenía forma cilíndrica y podía estar ricamente adornado, con pedrerías, corales u otros materiales preciosos. Junto a estas líneas vemos el de Fernando de la Cerda (1255-1275), conservado en el Museo de Las Huelgas de Burgos; tiene un armazón de lienzo y madera, seda, hilos metálicos, aljófares, corales y vidrios.

Bonete;
era de base redonda con la copa troncocónica (influencia italiana), cuadrangular o redondeada, alta o baja. Con el tiempo llegó a incorporar una pequeña vuelta más o menos ancha y, cuando el tocado estaba forrado por dentro, se veía la tela. A su vez podía tener algún corte, los cuales permitían llevar la vuelta hacia arriba sin hacer ningún frunce a la copa.
Lucido por la clase alta y los criados de éstos, siendo de adorno llegó un momento que se lucía por cualquier motivo, tanto en casa como en la calle. Se llevó directamente sobre el pelo o sobre la cofia. También formó conjunto con otros tocados como el sombrero o el turbante.
El bonete con aspecto de boina y sin vuelta quedó para uso de clérigos y físicos.

Capirote;
tocado en forma de capuchón, muy práctico como prenda de abrigo. Podían estar abiertos por delante y abotonados o completamente cerrados; la punta quedaba tiesa hacia arriba o doblada hacia abajo. Ello fue el punto de partida para las sucesivas transformaciones que sufrió este tocado a lo largo de los siglos XIV y XV.

Sombrero; 
lo llevaban caminantes, peregrinos, viajeros, albañiles, labradores y segadores para protegerse del sol. Se hallaban confeccionados en palma, paja, lana o fieltro, de copa semiesférica no muy pronunciada y dotadas de alas de mayor o menor amplitud.


jueves, 4 de diciembre de 2014

El Rey León, el musical

Darse una vuelta por una fiesta de disfraces puede obsequiarnos con algunas imágenes tan divertidas como la que sigue. Y es que, ¿cómo puede uno basar su personaje en un animal sin parecer un peluche gigante?
En El Rey León, el musical, la diseñadora Julie Taymor ideó una manera nueva de vestir a los actores que iban a dar vida a los animales. Y, aunque a veces la concepción del vestuario es demasiado disperso, ello le valió varios importantes premios como los “Tony” o “Molière”.


-Los leones y las leonas-
Para estos animales no se intentó disimular al actor que les daba vida, más bien al contrario: caminan erguidos, no se les tapa la cara ni los brazos y van vestidos con pantalones y otros adornos. El único elemento que realmente nos hace identificarlos como un león o una leona son las máscaras que llevan en la cabeza (muy acertado en el caso de los leones ya que su esplendorosa cabellera de plumachos centra toda la atención); estas máscaras tiene un ingenioso sistema para Mufasa y Skar con el que pueden inclinar la cabeza dejando la máscara delante de la cara del actor.


En cuanto al vestuario se usaron telas estampadas y teñidas a mano con colores muy saturados, claramente inspirados en la estética africana. Para los leones y las leonas, estas telas se usaron a modo de piel (a través de unas camisetas muy ajustadas) y para los pantalones bombachos y las faldas. Todos ellos llevan además una especie de corsé con pedrería de inspiración masai, además de otros complementos de bambú y cuentas africanas.


-Zazú y Timón-
Éstos son claramente actores que manejan marionetas, uno con un toco de pico rojo y otro con un suricata gigante. En el caso de Zazú, el actor lleva un bombín y un traje de dandi excéntrico en una gama de azules y, para Timón, la persona que lo maneja va vestido con una malla verde (un color que contrasta demasiado con el naranja de la marioneta).


Estos dos animales no son los únicos a modo de marionetas dirigidas por actores: prácticamente todos los animales secundarios usan el mismo sistema., consiguiendo una puesta en escena tan espectacular que pone los pelos de punta.

-Pumba y las hienas-
En esta ocasión sí que puede hablarse de peluches enormes que andan a cuatro patas; de hecho Pumba y las hienas son casi los únicos personajes que disimulan al actor que los interpreta. El aspecto más interesante de las hienas es la manera cómo simulan esa posición encorvada que tanto las caracteriza: con una especie de muletas en las manos.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Obi Wan Kenobi


Conocido como Ben Kenobi en Tatooine durante su exilio, fue un legendario maestro Jedi que jugó un rol significante en el destino de la Galaxia durante los últimos días de la República Galáctica. Kenobi fue tomado como el Padawan de Qui-Gon Jinn y, en el 32 ABY, se convirtió en el primer Jedi en 1000 años en derrotar y matar a un Lord Sith en combate. La Orden Jedi fue una antigua organización monástica guardiana de la paz y unificada por su creencia y observancia de la Fuerza; esta Orden creció a través de los milenios a pesar de enfrentarse a muchas pruebas y amenazas de los usuarios del lado oscuro de la Fuerza.

Tradicionalmente, los Jedi llevaron ropas que se correspondían a su estilo de vida monástica aunque las variaciones eran comunes, sobretodo después del renacimiento de la Orden después de la Guerra Galáctica. Constaba de una camisa interior de colores claros o blancos, largo hasta medio mulo y cuello y mangas ajustados; sobre ella, una segunda camisa de colores pardos, un poco más corta que la anterior y con cuello y mangas holgadas. Encima, se añadían unas largas estolas cruzadas por debajo de la faja y el cinturón, del cual se colgaba el sable láser, las cápsulas de comida y los recipientes de equipamiento. En cuanto a los pantalones, eran de corte sencillo y holgados y quedaban recogidos dentro de unas botas altas de cuero. Finalmente, los Jedi podían llevar una túnica oscura de mangas muy anchas con una capucha muy grande. 

En el caso de Obi Wan se pueden apreciar las características propias de un vestuario Jedi con un traje de paño de lana en color crema y una túnica holgada de color chocolate. Aunque la ropa de este personaje varía levemente en cada época de su vida, se podría decir que mantiene las formas y la gama de colores que acabamos de describir.

martes, 28 de octubre de 2014

Breve historia de las cotas de malla

La cota de malla no es más que unos miles de anillos metálicos conectados entre sí formando un tejido flexible de metal. Esta armadura ha sido durante casi 2000 años la defensa corporal más utilizada en la batalla, ya sea con anillos entrelazados o alternando con placas, cuero, tejidos o cuernos.
Algunos hallazgos arqueológicos en la Europa sur-oriental permiten atribuir su invención a las tribus celtas de esa zona; una de las piezas mejor conservadas es la cota de malla encontrada en Ciumesti (Rumanía), datada del siglo IV aC. Más adelante, el uso de la cota de malla entre los celtas turcos (gálatas) es atestiguado por Apiano y Tito Livio en la batalla de Magnesia, 190 aC, cuando los celtas apoyaron a Antíoco III contra los romanos dirigidos por el cónsul Lucio Cornelio Escipión; a partir de ese momento fue cuando los romanos adoptaron esta armadura para sus tropas secundarias. Las legiones romanas extendieron su uso por todo el mundo con su famosa lorica hamata que solía estar fabricada con anillos verticales y horizontales de bronce o hierro, además de una protección añadida desde la mitad de la espalda hasta la parte frontal del torso. La lorica hamata coexistió durante un tiempo con la lorica segmentata, la versión de cota de malla con placas, pero fue la malla la principal armadura hasta mediados del siglo XIII.
En el Oriente Medio, en las culturas vikingas del norte, incluso en el Lejano Oriente, la cota de malla siguió usándose ampliamente hasta mediados del siglo XVIII pero, en Europa, las protecciones de placas fueron sustituyendo las cotas de malla. El último uso bélico que se les conoce fue en la Primera Guerra Mundial en la que fueron usadas por tanquistas. Aún hoy en día se usan como protección de guantes y petos para carniceros y también ante ataques de tiburones.

Las funciones simbólicas del vestuario teatral

Como la tragedia, el traje escénico fue una invención en pleno sentido del término. En su creación, los helenos habían utilizado los elementos del traje griego arcaico, la vestimenta de los hierofantes, los sumos sacerdotes de Eleusis y el modo de vestir oriental; y ya en los tiempos de Tepsis y de Esquilo existía una gran diferencia entre el traje de calle y el de teatro.
Efectivamente, el vestuario es el componente más importante de la apariencia externa del actor ya que nos da la primera identificación aproximada del personaje. De hecho, la ropa de nuestra vida social (luto, trabajo, ocio, fiesta...) desempeña una función teatral según los diferentes papeles sociales que debemos desempeñar.
En el escenario las funciones del vestuario son extensas: indica edad y sexo, nacionalidad y creencias; distingue clases y estratos sociales, profesiones y agrupaciones; incluso define situaciones individuales como el estado de ánimo y las emociones. Además, el vestuario también puede indicar el lugar en el que se desarrolla la acción, la época histórica y el carácter del personaje.
Las funciones simbólicas del vestuario teatral han estado condicionadas por la época y por la función concreta del teatro en cada momento. En la tragedia griega tenía la función de diferenciar al héroe del resto de los personajes; en el teatro medieval distinguía a los personajes bíblicos de los personajes comunes; en el teatro burgués del siglo XIX era prioritaria la función social e histórica del vestuario; en las vanguardias del siglo XX se daba predominio a la simbología en relación con el ambiente y el decorado; etc.
El sistema de signos del vestuario se relaciona, además, con la máscara, el peinado, los gestos y el movimiento del actor, pues los puede condicionar, acentuar o limitar. Hay que decir que esta apariencia externa del actor sólo sugiere una identidad del personaje que debe concretarse en la construcción que el actor haya hecho de él.