jueves, 15 de mayo de 2014

Sobre el arte de cazar dragones



Para la caza de dragones se necesitará: valentía, agilidad y discreción, buena armadura de malla o de placas, armamento ligero pero resistente y, finalmente aunque no menos importante, algún ungüento para quemaduras.

El mathomero



Dicen de él que puede conseguirte todo tipo de mathoms a buen precio y que en su mochila pueden encontrarse objetos de lo más misteriosos. Claramente, nos estamos refiriendo a ese curioso individuo que es ‘el Mathomero’.
Su aspecto sucio y desaliñado no debe engañarnos, pues en su mente se albergan amplios conocimientos y singular sabiduría, que usa para maravillar a su excéntrica audiencia. Los que lo han oído afirman que sus historias contienen vestigios de un mundo antiquísimo y que su estilo sagaz es capaz de transportarte a una realidad simbólica aún por explorar.
Este buscador, reparador y vendedor de mathoms es un hábil artesano plenamente dedicado a su oficio: sus manos curtidas y sus utensilios sobregastados así nos lo enseñan. Y es que, entre sus trabajos, se pueden nombrar el de criador de mandrágoras, domador de babosas ciegas, embalsamador de hongos laxantes y confeccionador de cofres, entre otros.

Cargado con huevos de dragón, cráneos tatuados y hierbajos para las más secretas pociones, nuestro viajero incansable se mueve de reino en reino con andar pesaroso y encorvado en busca de algún lugareño ávido de nuevos mathoms. Atento, pues, si una abultada silueta aparece en tu aldea… puede que tenga más por ofrecer de lo que parece.


Mercader de retiro a casa



Long sword


Y partieron hacia el este



De cómo olvidarse de la lavadora

Camisa de debajo. Sucia, sucia, sucia.