miércoles, 26 de marzo de 2014

Sebastian

Traje del cangrejo de La Sirenita.

¡Wajo el maar! Nadie nos fríe ni nos cocina en una sartén

lunes, 24 de marzo de 2014

Capa maligna


Si te has pasado al lado oscuro de la fuerza y te consideras un malo malísimo peor que Darth Vader, ésta es tu "capa maligna".

sábado, 8 de marzo de 2014

Tópicos del vestuario medieval

La moda que se ha impuesto en espectáculos y recreaciones en base a una temática histórica, no le es ajena a nadie: actualmente hay al menos una feria “medieval” en cada pueblo o región. Todo buen mercader, actor, músico o saltimbanqui que desee participar en tales eventos debe vestirse, por tanto, para la ocasión. Así pues, ¿qué prenda o prendas se necesitarán para un buen atuendo? Una camisa ibicenca con pantalones bombachos no nos sirve. Una chilaba de todo a cien tampoco. Llegados a este punto, haríamos bien en conseguir una buena “túnica” o un buen “vestido medieval”.

Actualmente, en el mercado, podemos encontrar empresas por doquier que ofrecen un sencillo vestuario histórico de túnicas de toda clase que nos podrán solucionar el problema con rapidez. Pero, cuidado, hay que educar el ojo para no perdernos en una amplia gama de ropa que abarca desde el disfraz de monje al corpiño gótico con tachuelas. De ahí la necesidad de concretar algunos aspectos y, para ello, cogeremos como base el vestuario occidental del s.XII.

Empecemos, pues, por establecer una jerarquía de capas de ropa que, en una versión simplificada, podría resumirse en: prendas de debajo, de encima y de sobretodo.
o   En las de debajo son básicas las calzas y la túnica de tono claro. Las calzas, para los recreacionistas, serán hechas a medida de lino o algodón pero pueden ser sustituidas por leotardos de colores (no así por pantis de lycra, debido a su carácter transparente). En cuanto a la “túnica” de debajo, deberíamos procurarnos una de mangas ajustadas y falda holgada, de largo hasta los tobillos (en el caso de las mujeres) y de largo variable de rodillas a tobillos (para los hombres).
o   En las prendas de encima se encuentra el ancho abanico de lo que comúnmente se llaman “túnicas”. La riqueza de éstas se debe a su variabilidad de tipos de mangas (anchas, plisadas, abullonadas, sin mangas), de cuellos (cordados, cerrados, amigaut) o de acabados decorativos. Sería conveniente elegir una composición de algodón o lino en una gama de colores armonizados, evitando los azules y los tonos saturados.
o   Y, en el sobretodo, hallamos las prendas de abrigo como las capas que, aunque no sean de lana pura, deben dar una sensación de protección y resistencia.

Aquí, un cuarto punto debería ser el de los complementos de vestuario con los que podemos completar un traje “medieval”: gorros y tocados, zapatos discretos de suela plana y cinturón con limosnera. Estos complementos son los que nos permitirá crear el perfil de nuestro personaje del medioevo; aunque éste es un tema extenso que debe tratarse más adelante.

Finalmente, y para que el conjunto resulte atractivo, deben dejarse ver todas las ropas que forman el vestuario, cuidando siempre la combinación de colores. El resultado será un atuendo un poco más cercano al concepto “medieval” (teniendo en cuenta que la base partía del occidental del s. XII) y nos permitirá disfrutar de la caminata por las callejuelas del casco antiguo, entre tenderetes, trovadores y algún que otro habitante del futuro.

Camino que no hay que seguir





Por aquí mejor


Y excelente por aquí